martes, 12 de octubre de 2010

Mesón de la Victoria

El Museo de Artes y Costumbres Populares ocupa un edificio del siglo XVIII declarado monumento en 1964

Este edificio se levantó en 1632 sobre unos solares en los que ya desde 1487 los frailes mínimos mantenían un edificio destinado a hospedaje. Como tal mesón se mantuvo hasta bien entrado en siglo XX. En 1963 presentaba ya un estado ruinoso y Juan Temboury intervino ante la Real Academia de San Fernando de Madrid para llamar la atención sobre el edificio. Gracias a este informe, el Mesón de la Victoria sería declarado monumento en 1964. En 1974, la Caja Provincial de Málaga –hoy Unicaja– adquirió el edificio, de cuya rehabilitación se encargó el arquitecto Enrique Atencia.
En cuanto a los fondos, tienen su origen en las colecciones de Baltasar Peña Hinojosa, presidente de la Academia de San Telmo, y de Enrique García Herrera, académico de esta institución. José Ángel Palomares Samper, conservador del Museo de Málaga, considera coincidentes la recuperación del inmueble con la formación de la colección, «en la que se inscribe otro de los sucesos más afortunados para la cultura malagueña», en referencia a la adquisición de los barros malagueños del coleccionista británico Peter Winckworth.
Los fondos del Museo se organizan en torno a las diecinueve salas que integran el edificio. Tratan de representar, a través de diferentes áreas de conocimiento, la vida rural y urbana de Málaga y su provincia.
El primer material recabado para este fin fue colocado en unas dependencias cedidas a la Caja de ahorros por la Sociedad Económica de Amigos del País, en el antiguo edificio del Montepío de Viñeros situado en la Plaza de la Constitución.

La fachada original
La fachada posterior del edificio –la que da a la calle Mesón de la Victoria– era originariamente la principal del inmueble. La portada es amplia, adintelada y adornada con un cerco de sólidos sillares de cantería. Cierra el hueco una puerta de madera con clavos de dos hojas, en la que se recortan otras dos puertas de menores dimensiones para facilitar el tránsito hacia el interior. La estructura de la fachada presenta una disposición en cuatro ejes verticales. La Caja Provincial adquirió el edificio y Enrique Atencia lo rehabilitó. Se inauguró como museo en octubre de 1976.

Romanticismo artístico
En una de las salas se exponen las figura de barro malagueño, para algunos la joya del museo, excepcional representación del romanticismo artístico de la ciudad. A finales de los años setenta, el coleccionista británico Peter Winckworth ofreció su colección de 75 piezas al Estado español. Como la decisión se demoraba, la Academia de Bellas Artes de San Telmo emitió un informe favorable a la adquisición, de la que finalmente se hizo cargo la entonces Caja de Ahorros Provincial –hoy, Unicaja–.

Galería cubierta
El patio ocupa el centro del edificio y hacia él se abren las distintas dependencias. Se accede a él a través de un arco con portalón de madera. El patio tiene una galería cubierta a todo su alrededor. Los arcos apoyan sobre columnas toscanas de mármol blanco. El pavimento de la galería inferior alterna los mazaríes y en enchinado, mientras que en el patio alterna la piedra de pizarra y el empedrado. En el lateral se halla el pozo que originariamente suministró agua al mesón. Las dependencias se distribuyen de forma perimetral respecto al patio.
El antiguo Mesón de la Victoria, hoy Museo de Artes y Costumbres Populares, es otro de los edificios que en el entorno del Pasillo de Santa Isabel y Puerta Nueva se utilizaron como hospedería. Es el caso del Parador de San Rafael –también monumento y actual sede de Turismo Andaluz– la Posada del Patio de Antonio Díaz, recientemente rehabilitado para uso hotelero.

Catedral de la Inmaculada

Obra cumbre renacentista
El monumento es símbolo del empeño de sus habitantes por hacer una gran Catedral


Más de dos siglos y medio se tardó en levantar el templo mayor de Málaga. Y aún así ha quedado inconcluso. Las obras de la nueva Catedral se iniciaron en marzo de 1528. Y, por orden real, quedaron suspendidas de manera definitiva en 1782. Quedaba con terminar la torre sur, que así se mantiene, dando carácter y siendo una de las señas de identidad de la Catedral de la Encarnación. Estos dos siglos y medio de construcción dan lugar a un compendio de estilos arquitectónicos y, sobre todo, ponen de manifiesto el empeño de los malagueños por levantar un gran templo.
La Catedral es el primer monumento de Málaga por número de visitas, más de 308.000 personas durante el año pasado, aunque el número real es aún mayor, ya que muchas personas utilizan las horas de culto para visitarla sin tener que pagar el correspondiente tique.
Los Reyes Católicos, tras la conquista de la ciudad en 1487, ordenaron que se bendijera la Mezquita mayor de la ciudad para dar gracias a Dios por la victoria sobre los musulmanes. En ella se erigió la primitiva Catedral en febrero de 1488. Pronto se ve que este templo no responde a las necesidades de la diócesis y, en 1528, comienza la construcción de la nueva Catedral sobre los mismos terrenos. Los arquitectos Diego de Siloé, Andrés Vandelvira y José Bada y los maestros de obras Diego Vergara (padre e hijo) son los responsables de su construcción.
La Catedral es un edificio con planta de tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares de pedestal. El interior es de estilo renacentista. Destacan el altar mayor y la magnífica sillería del coro, obra del granadino Pedro de Mena, así como dos grandes órganos, que cuentan con más de 4.000 tubos sonantes.
En los laterales del edificio se sitúan las distintas capillas, con obras de gran valor artístico. En la de la Virgen de los Reyes se encuentra una escultura gótica de finales del s. XV donada por los Reyes Católicos tras la conquista. A ambos lados del retablo, dos figuras de los Reyes Católicos, talladas por Pedro de Mena. Cuadros de Alonso Cano, Niño de Guevara, Enrique Simonet o Miguel Manrique decoran el monumento, junto a valiosos retablos y vidrieras.
La fachada es de estilo barroco y está dividida en dos pisos. En el piso de abajo hay tres arcos y dentro de estos, puertas separadas por columnas de mármol. Sobre las puertas hay unos medallones. Los de las puertas laterales representan a los patronos de Málaga, san Ciriaco y santa Paula, mientras el central representa la Anunciación del Señor. La verja de hierro fue diseñada por Antonio Ramos y fundida por Luis Gómez (1783).

jueves, 7 de octubre de 2010

Ayuntamiento de Málaga

Las pinturas y la arquitectura elevan el edificio del Ayuntamiento a la categoría de BIC
Preside, majestuoso, el Paseo del Parque. Es uno de los edificios más singulares de la ciudad y, desde ahora, es también un monumento


La Casona del Parque hace el número 351 de la larga lista de Bienes de Interés Cultural de la provincia. El valor arquitectónico del propio edificio así como la calidad de las pinturas que adornan sus dependencias más nobles -salones de Plenos y de los Espejos-, han llevado a la Consejería de Cultura a resolver favorablemente un expediente que se inició en 1985 y declarar monumento a la Casa Consistorial.
El edificio, que se inauguró en 1919, es obra de los arquitectos malagueños Fernando Guerrero y Manuel Rivera y se emplaza sobre terrenos ganados al mar a finales del siglo XIX en el Paseo del Parque.
Supuso en su momento terminar con una situación de precariedad de las dependencias municipales, que habían pasado por distintas ubicaciones desde que en mayo de 1489 se constituyó el Ayuntamiento de la ciudad por Real Cédula de los Reyes Católicos, dos años después de culminada la reconquista de la ciudad (el 19 de agosto de 1487). La primera piedra del nuevo edificio se colocó en 1911, siendo alcalde Ricardo Albert Pomata, y las obras no terminaron hasta 1919, con Manuel Romero Raggio como alcalde. El coste de la obra ascendió a 1.519.602 pesetas.
Javier Ordóñez Vergara ("Patrimonio Artístico y Monumental", 1990) considera que el Palacio Municipal constituye un ejercicio ecléctico representativo de la creación arquitectónica en la España de principios del siglo XX. Los modelos adoptados son el neobarroco, ideal como estética palacial y oficialista, y las diferentes propuestas europeas de la época, esencialmente el modernismo.
Pintura malagueña del XIX
Para su declaración como monumento ha sido esencial, además del valor arquitectónico, la calidad de la decoración escultórica -con trabajos de Francisco Palma y García Carreras-y de las pinturas que adornan paredes y techos. Los grandes pintores malagueños del XIX -Moreno Carbonero, Muñoz Degrain, José Nogales, Simonet, entre otros- contribuyeron a dar valor artístico a sus dependencias.
El edificio es de planta rectangular con un patio porticado en el centro con pilares rectangulares y arcos de medio punto. Su volumen se completa con cuatro cuerpos cuadrados, dispuestos a modo de torres en cada una de las esquinas y cubiertos por bóvedas revestidas con unas peculiares escamas de láminas de zinc.
De la mano de la responsable de Patrimonio del Ayuntamiento, Fanny de Carranza, y con la ayuda de la "Guía Histórico-Artística de Málaga", obra de referencia imprescindible coordinada por la profesora Rosario Camacho, nos aproximamos a un edificio conocido por todos los malagueños pero que a partir de ahora requiere de una mirada un tanto especial, la que se necesita para apreciar las bellezas que encierra un monumento.